En ocasiones he preguntado a estudiantes y colegas, ajenos a la terapia Vojta, qué les dice el título de la última obra que publicó el Profesor Vojta (1). Por resumir: un título como éste puede ser considerado pretencioso, próximo a una declaración de intenciones formulada a través de una afirmación de impacto.
De ahí, lo que esperan del libro es lo que Vojta entiende por motricidad ideal, su versión de los hechos, y no el desvelamiento de un hecho comprobado científicamente: la existencia de una motricidad universal común a toda nuestra especie, más allá de las variaciones que se puedan producir en el tránsito que va desde el nacimiento hasta la locomoción bípeda. El título del libro que ilustra este Post, es por tanto, toda una declaración del innatismo, de la herencia como guía conductora del desarrollo motriz.
Pero si resulta que existen múltiples variaciones en la ontogénesis de los niños hasta alcanzar la marcha bípeda, ¿se puede hablar de la existencia de patrones motores universales en nuestra especie, además de la locomoción bípeda?
¿Aprendemos a caminar influenciados por el entorno familiar y el ambiente?
¿O se trata de una habilidad programada geneticamente que se alcanza a través de un proceso de maduración igualmente pre-programado?
¿O talvéz nuestra motricidad como especie es el resultado de una fusión entre ambiente y genética?
El nudo gordiano de estas cuestiones reposa de lleno en el clásico conflicto entre la influencia de la naturaleza (herencia genética) por un lado, y la del ambiente por otro en la evolución de las especies. Una cuestión que ha polarizado el debate científico en esta materia desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, con sus más dignos representantes en cada bando.
Desde los clásicos Hume o Locke, a los Pavlov, Sigmund Freud, Franz Boas, Watson o Skinner entre los defensores del ambiente, y de la otra parte: Charles Darwin, Francis Galton, Gregor Mendel, William James, Konrad Lorenz a los modernos linguistas Noam Chomsky y Steven Pinker como los más autorizados representantes del innatismo.
Además, otros autores han sostenido posiciones conciliadoras entre ambos bandos, como el Psicólogo americano James Balwin conocido por dar nombre al efecto acumulativo del aprendizaje en la herencia; Jean Piaget, padre de la Psicología evolutiva, o Matt Ridley, zoologo y divulgador científico de gran prestigio internacional, por solo mencionar los más conocidos.
Lamentablemente este «conflicto» científico, que alcanzó su cenit en la primera mitad del siglo XX, tuvo dramáticas influencias en la política de la época con consecuencias por todos conocidas: racismo, eugenesia, persecución, guerra y muerte. Un debate que a día de hoy continúa tan vivo y polarizado como entonces, aunque afortunadamente ubicada en el ámbito donde siempre debió permanecer: el científico.
Naturaleza & ambiente en la fisioterapia
Curiosamente un reflejo de este debate también impregna la fisioterapia, más visible en la especialidad neurológica. Sin embargo, los bandos en nuestro caso estarían claramante descompensados en favor de uno de ellos: el del ambiente sobre la herencia.
Para ningún profesional que trabaja en el proceso de rehabilitación de un paciente que ha perdido una función sensorio-motriz por un daño neurológico le es ajeno el concepto de plasticidad cerebral, entendida como la capacidad del SNC de reorganizarse para compensar de alguna forma más o menos eficiente las funciones dañadas.
La literatura científica justifica con un alto grado de evidencia el empleo de estrategias de re-entrenamiento de las funciones perdidas a través de diversos métodos terapéuticos, que van desde la restricción de movimiento de las extremidades sanas (para provocar generación de conexiones en el lado afecto) hasta el entrenamiento intensivo de la función, basadas en los nuevos descubrimientos sobre el control motor representado en la figura de Shunway-Cook2.

Trabajando con el método Doman
Entre las estrategias terapéuticas promotoras del innatismo o herencia, destaca por encima de todas el método Doman3, también conocido como método Filadelfia cuyo ideólogo el neurofisiólogo americano Temple Fay desarrolló un plan de rehabilitación basado en las equivocadas (y refutadas) teorías recapitulacionistas del Zoologo Alemán Ernst Haeckel.
Para los críticos del innatismo como fuente primaria del proceso rehabilitador este método (aún activo) supuso toda una vacuna contra los conceptos basados en estas ideas.
Precisamente el Principio Vojta pertenece de pleno al ámbito del innatismo, pero a diferencia del anterior no se trata de un constructo artificial basado en ideas fallidas, sino que asienta su esencia sobre la base de un sorprendente descubrimiento, precursor causal al que da título a esta obra: el descubrimiento de un conjunto de patrones globales de coordinación, que Vojta denominó genericamente Locomoción Refleja4.
Vojta observó que estos patrones reunían las características de toda locomoción y que se podía acceder a ellos presionando zonas concretas desde posiciones determinadas sin la participación consciente del niño o adulto5.

Vojta aplicando la reptación refleja
Pero inicialmente los patrones globales de la LR no fueron reconocidos en su integridad, sino que su descubrimiento fue el resultado de una labor de relación e identificación de sus componentes parciales, como haría el paleontólogo que va extrayendo los fragmentos de hueso de la roca hasta lograr reconstruir toda la estructura global, y que hace reconocible el conjunto al que pertenecen todos y cada uno de los fragmentos.
Precisamente fue el análisis de los componentes cinesiológicos de estos patrones y su singular correspondencia con los patrones parciales que aparecían en la ontogénesis postural, lo que indujo a Vojta a establecer que los patrones descubiertos constituían la evidencia de que existen patrones universales instalados en el genoma, los cuales hemos heredado en su actual forma generación tras generación, al menos desde Homo Habilis5.
De la precisión en la correspondencia entre los patrones parciales de la Locomoción Refleja y sus homólogos en la ontogénesis postural surgió que el desarrollo de nuestra motricidad sigue una planificación predeterminada ideal, un plan perfecto impreso en nuestra genética. Por otra parte, nada extraordinario que no suceda en cualquier otro ser vivo que habita el planeta, desde la mosca de la fruta hasta el más grande de los mamíferos.
La diferencia, lo que suscita el debate, viene determinado por nuestra gran inmadurez al nacimiento, ya que lo hacemos antes de que nuestro programa motor se haya completado, provocando que el proceso deba concluirse fuera del útero, y por tanto, expuesto a las influencias que el ambiente ejercerá sobre el niño/a en desarrollo. Lo cual no sucedería si el proceso madurativo se diese en su integridad en el vientre materno, como sucede en la mayoría de los mamíferos.
Así, Portmann6 concluye que durante la ontogénesis postural “somos fetos extrauterinos” ya que tomando como referencia la tasa de crecimiento neural deberíamos nacer a los veintiún meses y no a los nueve. La justificación no es otra que el asombroso crecimiento del tamaño encefálico durante el tercer trimestre de gestación haciendo inviable, por razones obvias, un alumbramiento posterior a esa edad. En el caso hipotético de alumbrar a los 21 meses, a las pocas horas del nacimiento estaríamos caminando (como sucede en otros mamíferos) y el proceso de la ontogénesis postural permanecería oculto a nuestros ojos. En este terreno, la discusión entre herencia o ambiente en nuestro desarrollo motor estaría definitivamente resuelta.
Las variaciones en la ontogénesis: un efecto de la interacción con el ambiente.
Vojta comprobó que los patrones de la LR se activaban (y se activan) con los mismos contenidos cinesiológicos en niños y adultos, con independencia de las distintas variaciones en las rutas que éstos hubiesen tomado hacia la locomoción bípeda. Esto constituye una prueba simple y verificable de que las variaciones en la ontogénesis postural tan solo representan combinaciones diferentes de los mismos patrones ideales genéticos moduladas por el ambiente y la propia personalidad del niño/a.
Tomando una analogía de Steven Pinker, prestigioso lingüista, los patrones motores innatos serían al lenguaje las normas gramaticales (de naturaleza igualmente innata) y las combinaciones de dichos patrones, el vocabulario. Además, como refleja un reciente trabajo (7), el sistema nervioso limita los patrones de coordinación disponibles a una edad muy temprana y las variaciones sobre esos patrones entre sujetos de la misma especie serían de orden cuantitativo (amplitud de palancas, reclutamiento muscular) no cualitativo.
Un curioso caso de variedad: El gateo

Gateo asimétrico
Como ejemplo de variación en el proceso ontogenético suele tomarse las diferentes formas que presenta el gateo, incluyendo el “no gateo” que puede directamente desembocar hacia la bipedestación y marcha.
Que un porcentaje considerable de niños ejecuten variaciones del gateo o incluso se lo salten, no implica que no dispongan de este patrón. Lo tienen a su disposición, y además… en su forma ideal!!
¿Qué pruebas disponemos para afirmar tal cosa? Constituye una máxima que todos los niños sanos que caminan, también disponen del patrón cruzado del gateo, sin excepción! Es decir, un niño puede presentar una exótica variación del gateo, o no hacer ninguna antes de caminar, pero una vez alcanzado y consolidado el patrón de marcha bípedo, todas las variaciones posibles que haya tenido pre-marcha son «depuradas» hacia el patrón cruzado ideal, sin necesidad de haber practicado o entrenado su corrección.
Los estudiosos de las múltiples variaciones del gateo no informan que dichas variaciones se mantengan después de la adquisición de la marcha. En otras palabras: si inducimos a cualquier grupo de niños/as sanos de dos años de edad en adelante a gatear, no quedará rastro alguno de las variaciones atípicas que pudo presentar antes de caminar. Y aquel que se saltó ese paso (como es mi propio caso, según dice mi madre) aparece, como por «arte de magia» el gateo en su forma cruzada ideal.
Sin embargo, este hecho ya observado por Vojta en los años 70, se descubre como novedad en publicaciones recientes en 2014 (8)
«La fisioterapia pediátrica constituye una ciencia clínica en un proceso de evolución continuo. Las recientes investigaciones han derivado en un cambio importante en sus bases teóricas y en una actualización de la práctica clínica. Por ejemplo, aunque muchos niños gatean antes de andar, el gateo no es una condición necesaria para andar.» Guía para las personas que conviven con espasticidad, pag 62
Las posibles variaciones de la motricidad ideal suelen ser más evidentes alrededor del tercer trimestre, donde el niño ya dispone de la gran mayoría de los patrones esenciales. Con toda esta batería de recursos a su disposición, será el carácter del niño en relación con el entorno quien asuma que camino tomar, una especie de libre albedrío dentro de los límites establecidos por nuestra biología, y que Vojta definió como “ideomotricidad”. En este periodo y partiendo de unos pocos patrones esenciales las posibilidades combinatorias se multiplican exponencialmente, todo ello al servicio de la motivación.
Si sirve de ayuda una analogía más, piense que en el ajedrez a partir de unas normas sencillas se pueden producir cientos de miles de combinaciones posibles. Las normas del juego suponen la herencia y las jugadas el ambiente, ya que nuestras decisiones y estrategias de juego dependerán de los movimientos de terceros. Pero considere que para que el juego siga siendo reconocible las normas deben permanecer estables generación tras generación.
Motricidad humana ¿qué pesa más la naturaleza o el ambiente?
En mi opinión, el título de la obra de Vojta responde literalmente a su contenido. Tal vez demasiado explícito para ser aceptado en su literalidad. Por eso resulta más sencillo interpretarlo en un sentido metafórico, algo así como el proceso personal e introspectivo de un científico enamorado de una idea en la cree con fe ciega, al estilo de Un mundo feliz de Aldous Huxley. A esta idea puede contribuir las connotaciones utópicas de la palabra «ideal» en el texto, que hacen referencia a un concepto al que se puede aspirar pero no alcanzar, similar al mito de la caverna de Platoon: sombras de la realidad proyectadas en el fondo.
Por otro lado, los seguidores del desarrollo motor como el producto de la interacción con el ambiente entienden la ontogénesis como un proceso abierto donde los programas preestablecidos están subordinados a las influencias motrices de sus iguales.
Así, los casos descritos de bebés abandonados en la selva y que lograron sobrevivir al ser cuidados por animales (principalmente por primates no humanos) revelan que adoptaron el tipo de locomoción cuadrúpeda de sus modelos de referencia. Una vez rescatados nunca llegaron a alcanzar una marcha normal, lo que evidencia la existencia de periodos críticos en el desarrollo, que una vez superados, no tienen vuelta atrás. De este modo, argumentan que el entorno y las experiencias del bebé tienen un papel preponderante en su proceso de desarrollo.
Por el contrario, los seguidores de la herencia como único responsable de la ontogénesis postural restan toda importancia al ambiente, ya que en condiciones de privación de experiencias motoras, como sucede en ciertas culturas indígenas donde los niños pasan gran parte del día envueltos a lomos de sus madres no parecen mermar sus facultades motrices, ni en tiempo ni forma.
Los programas innatos continúan madurando siguiendo una pauta temporal preestablecida al margen de factores medio ambientales y culturales. Después de todo es un hecho que nuestra especie esta diseñada genéticamente para la locomoción bípeda del mismo modo que para comunicarse mediante el lenguaje(9). Sin embargo, terribles experimentos (unos accidentales y otros causados por la barbarie) han mostrado que el determinismo de la herencia no es tal, sino que más bien refleja, como dice Matt Ridley(10) que:
“los genes no solo están relacionados con la herencia, también lo están, y con la misma intensidad, con el ambiente”.
Así, la variabilidad que podemos observar en la ontogénesis sería un efecto del ambiente sobre el programa genético.
La ontogenesis de Vojta no es lineal

Esquema de la ontogenesis ideal de VOjta
Como se ve, podemos encontrar casos extremos en ambos bandos para justificar sus posiciones. En mi opinión, no se debe despreciar el papel que juega el ambiente en la ontogénesis postural, tanto en los ritmos y secuencias en la adquisición de los ítems motrices como su influencia en las posibilidades combinatorias de los patrones; pero sobre todo no lo podemos hacer cuando el ambiente se lleva a sus extremos más radicales, en cuyo caso el programa genético puede verse seriamente comprometido.
De la influencia del ambiente sobre la herencia se deriva que la ontogénesis postural no puede ser de ningún modo un proceso lineal, que solo podría ser intraútero, es decir, aislado del ambiente.
Precisamente se suele atribuir linealidad al principio Vojta por el hecho de mostrar en un esquema, a veces circular o en formato póster, la programación genética ideal que conduce desde el nacimiento hasta la marcha libre.
«Este método [Vojta] se basa en una concepción errónea del desarrollo motor de forma lineal (descrito en el apartado anterior: «secuencia jerárquica) y en la valoración de los reflejos primitivos.»(8) Guía para las personas que conviven con espasticidad, pag 64
Sin embargo, la secuenciación de la ontogénesis que muestra Vojta no es lineal ni arbitraria, sino el resultado de la correlación existente entre los patrones parciales que componen la Locomoción refleja y sus iguales en la ontogénesis postural. La evidencia científica a este respecto la aportaron, vía Reacciones Posturales, los trabajos de Costi, Lajosi, Imamura y el propio Vojta en estudios con más de 4700 lactantes (11-13) . O dicho de otro modo, los ítems del desarrollo motor que muestra Vojta son aquellos que recogen o aglutinan los distintos patrones parciales que aparecen en la Locomoción Refleja. Es posible que no estén todos los que son, pero sí son todos los que están!!
La ontogénesis postural que nos presenta Vojta no es solo, como parece, una sucesión lineal de pasos, donde para llegar a “B” es obligado antes pasar por “A”. Esto es simplificar un proceso de una enorme complejidad. Intentaré explicarme. Cada ítem no es un paso, sino una progresión dinámica donde «A» se integra en «B» y ambos en «C» y así sucesivamente.
Nada se pierde en el camino, pero insisto: el ambiente podrá ejercer su «derecho» de alterar el orden de las secuencias, donde desde “C” pase a “E”, asimilando “D” en el proceso. Un situación que es más frecuente en etapas más tardías de la ontogénesis postural (tercer trimestre) donde las posibilidades combinatorias de los patrones son mayores.
Además existe evidencia(10) de que los genes están dispuestos para activarse o inhibirse en respuesta a los estímulos que perciben del ambiente, lo cual no solo explicaría la alteración en determinadas secuencias, sino también su velocidad, como demuestra el hecho de que en algunas poblaciones Africanas los niños caminen de media en el entorno de los 10 meses. Aquí la aceleración de la ontogénesis responde a una necesidad ambiental que no existe en otras latitudes.
Pero esto no significa que podamos observar cualquier alteración de la secuencia que presenta Vojta, como por ejemplo, que un niño sea capaz de sentarse por sí mismo antes de que pueda voltearse. Determinados patrones suponen la base de los siguientes y su “carga en el sistema” dependerá, más de factores temporales de maduración regulados por genes interruptores, que de su puesta en práctica o entrenamiento.
Por tanto, debido al conservadurismo del genoma, el peso del ambiente para modificar las secuencias ontogenéticas más tempranas será tanto más difícil mientras más cerca del nacimiento este el niño. En las etapas iniciales de la ontogénesis postural el proceso es demasiado importante como para quedarse completamente expuesto a las influencias del ambiente.
Consideraciones finales
Podemos ver los ítems motrices de la ontogénesis como una imagen fija, una fotografía tomada en el instante en que hace acto de presencia un nuevo logro que ofrece al niño nuevas posibilidades de contacto con el entorno. Pero sería un error entender que estas imágenes implican secuencias o rutas fijas entre ellas.
Bajo el prisma de la herencia, se pueden ver estos ítems claves de la ontogénesis como la expresión motriz de los genes que gobiernan el proceso de maduración postural siguiendo el plan genético, todo ello dentro de un continuo temporal con distintos grados de permeabilidad al ambiente. El descubrimiento de los patrones de la Locomoción Refleja (junto con las Reacciones posturales), permitió a Vojta descubrir la existencia de una motricidad ideal en la ontogénesis postural.
Teniendo esto presente, no sería justo tomar una posición equidistante entre naturaleza y ambiente en su influencia sobre nuestra motricidad, máxime cuando las pruebas que aporta Vojta en el lado de la balanza de la herencia cuenta con el aval de millones de años de historia evolutiva cribada por el cedazo de la selección natural.
Tal vez, cuando estas evidencias sobre la existencia de una motricidad ideal sean entendidas y aceptadas por la comunidad científica supongan para la comprensión de la motricidad humana, la misma revolución que representaron Noam Chomsky14 y Steven Pinker15 para la comprensión del lenguaje humano.
Bibliografia
- Vojta V, Schweizer E. El descubrimiento de la motricidad ideal. Ediciones Morata 2011.
- Shunway-Cook A, Woollacott M. Motor Control. Lippincott Raven 2006.
- American Academy of Pediatrics (Committee on Children With Disabilities): «The Doman-Delacato treatment of neurologically handicapped children», en revista Pediatrics, 70, pág. 810-812, 1982
- Vojta V. Peters A. El principio Vojta. Springer-Verlag Ibérica 1995
- Vojta V. Alteraciones motoras cerebrales infantiles. Ediciones Morata 2005
- Roger Alfred Stamm, Pio Fioroni. Adolf Portmann, ein Rückblick auf seine Forschungen. In: Verhandlungen der Naturforschenden Gesellschaft in Basel 94, 1984: 87–120
- Susan K. Patrick, J. Adam N, Jaynie F. Developmental constraints of quadrupedal coordination across crawling styles in human infants. J Neurophysiol. 2012 Jun 1; 107(11): 3050–3061
- Claudia Tecglen. Guía para las personas que conviven con espasticidad. UNED 2014
- Steven Pinker. El instinto del lenguaje: cómo crea el lenguaje la mente. Alianza Editorial 2012
- Ridley M. Que nos hace humanos. Ed. Ugesan64 2003
- Costi, G, Radice, A, Raggi, A, Kron, A, Angrisano, E, Busato G et al. Vojta´s seven postural reactions for screening of neuromotorial diseases in infant, Research of 2308 cases. LA pediatrica Médica Chirurgica, (1983) Vol 5, nº 1-2.
- Lajosi, F, Bauer H, Avalle C. Early diagnosis of central motor disturbances by postural reflexes after Vojta. XIV International Congress of Pediatrics, Barcelona 1980.
- Vojta, V Die cerebralen Bewegungsstörungen im Säuglingsalter, Frühdiagnose, und Frühtherapie. Stuttgart: Ferdinand Enke. 1976.
- Noam Chomsky. El conocimiento del lenguaje, su naturaleza, origen y uso, Madrid, Alianza, 1989
- Steven Pinker. La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana. Paidós Ibérica (2003)
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